El verano, tunante varón, te hace ir por la calle en tensión. No estás haciendo nada ilegal, más allá de los asuntos típicos de gangster habituales, ni tendrías por que ir nervioso por la calle en situación normal, pero en verano la cosa va de vestiditos de playa ceñidos hasta el extremo, prendas vaporosas que insinúan curvas peligrosas, de micropantalones que podrían pasar por cinturones anchos, de escotazos donde uno pierde el oremus, la vista y la dignidad, piernas bronceadas, hombros al aire, bikinis, minifaldas...
Se hace duro (en general jajajaja) pasear por el centro de la ciudad, o ir a la playa. El cerebro trata de procesar los miles de estímulos visuales que recibe, pero como todos sabemos, no nos sirve para hacer tantas cosas a la vez. No puedes centrar tu atención en todo lo que ves, así que vas loco por la calle, girando el cuello para un lado y la vista para el otro, con el estrés que todo esto provoca, y el peligro para la integridad de muchas cosas que entraña, sobretodo si vas acompañado. Tratas de atenderlo todo, como en las centralitas de teléfono antiguas de las pelis, en modo operador, pero es inevitable perderte detalles.
Al final, te vas quedando con lo que más te llama la atención. No ves a una tía en conjunto y te fijas en ella, sino que acabas por recordar la falda de la de blanco, todo lo que se le veía a la que iba delante en la escalera, lo guapa que era la de la tienda, o el pivón que has visto cruzando el Paseo de Gracia. Igual te vuelves a cruzar con la de blanco, esta vez de frente, y resulta que tiene 67 años, pero en el momento anterior tu solo has visto la falda, luego tu vista y tu mente se ha ido a atender otra llamada. Y es que no todo es lo que parece.

2 comentarios:
Como bien has dicho, con nosotros los fisios tienen muchisimo trabajo en verano,jajajaja.
Ser hombre en verano es una profesion de riesgo!!
Mejor que sea UNA fisio, no? jajaja 5 minutos de autoexpulsión...
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