Currar en agosto. A priori suena a santa megamierda. Agosto recuerda a playa, chiringuitos, olor a nivea y/o sudores de la muerte. Y a vacaciones. Sobretodo recuerda a vacaciones. La familia con los churumbeles, el mantel de plástico y la nevera para el picnic playero, son, junto a los holandeses en modo gamba y el topless, elementos de calidad diferencial del agosto. Pero yo llevo años currando en el mes vacacional por excelencia. Y, os lo aseguro, es un gran mes para currar.
Para empezar, la ciudad se queda mucho más vacía. Las rondas y las plazas de aparcamiento son mucho más asequibles para los pringados que nos quedamos trabajando. Para alguien que no tiene coche como yo, no supone mucha diferencia, pero si me llevan sí que lo veo. Además, en el metro también se nota una caída en picado de pasajeros, por lo que hay sitio para sentarse siempre. Sigues sufriendo los calores saharianos de los andenes, y la dura prueba que supone hacer un transbordo a temperaturas de superficie solar, pero hay menos muchedumbre tocando los huevos.
Luego, en la oficina, las cosas cambian bastante. Dejas de ver trajes y corbatas por doquier y los teléfonos no sacan tanto humo con todos los gañanes llamando a la vez. Los jefes se van de vacaciones, y los pocos que se quedan, están más relajados y distendidos. A veces parecen hasta buenos chavales. En agosto, claro. Las tediosas tardes de guardia son más cortas y se pasan en grupillo a ver quién la dice más gorda. No importa que entre algo de curro, que no lo haces igual.
Para mitad de mes, los más tempraneros ya regresan de sus vacaciones. Tú te ríes de ellos, porque la cara de “vuelvo al curro” es un auténtico poema, excepto en las contadas ocasiones en las que alguien lo pasa todavía peor con su familia de vacaciones que en el curro. Son pocos, pero existen y ya me he encontrado a varios a lo largo de mi carrera (¿) laboral. Por norma general, cuando vuelve la gente puedes perder tiempo de curro comentando sus viajes o viendo sus fotos. Como todo es más relajado que de costumbre, nadie te va a decir nada si pasas un ratito muerto perdiendo el tiempo en eso.
Y, para mí, el detalle más importante. Después del largo y caluroso agosto, llega septiembre. Es un mes de inicio de nuevos proyectos, de pilas cargadas, de gente con energía para impulsar nuevas tareas, cambios, procedimientos, reuniones… una solemne mierda, en resumen. Cuando todo eso ocurra, yo estaré de vacaciones. Ya me dirán qué han decidido cuando vuelva, casi en octubre, y ya me adaptaré a los cambios y nuevas soluciones propuestas. Pero toda esa tediosa energía trabajadora con la que vuelven de vacaciones los jefes, que se la guarden para otro.
PD: Solo en agosto se pueden escribir post para el blog desde el curro… xDD
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2 comentarios:
Que gran mes agosto...sobretodo el mio en Madrid,calor,no hay playa,currando por la mañanas y pintando el piso de mi madre por las tardes (si me mantiene pero tengo que currar para ganarmelo), aunque no me puedo quejar porque me ha venido muy bien cambiar de aires!!
Pero en este post te has contenido mucho,no?leen chicas tu blogg??porque no has realizado ningun comentario sobre el vestuario de las chicas en Agosto!!
Espero rectificacion de inmediato,jajajaja
Jordi, mi blog creo que solo lo lees tu, así que tus deseos son órdenes para mi... marchando un post sobre vestuario veraniego!!!
Estoy en el curro, así que no sé si lo acabo hoy ni si saldrá algo con cara y ojos, o un mojón... xD
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