
De entrada la "Faktoría d'Arts" mola. Te reciben con un dispensador de papel y mechero por si alguien se ha descuidado algo importante en casa, gran detalle que eleva la categoría del antro a sitio bastante agradable. Es pequeño pero, por suerte o por desgracia, Los Suaves ya no tienen el tirón de antaño, por lo que por entonces no había demasiadas apreturas, o eso pensé yo...
Mientras degustábamos un reconfortante zumo de cebada que nos había servido una diosa tras la barra (¿qué tienen las camareras que ponen tanto?) por el módico precio de 4€, nos enteramos que HABÍA teloneros, que eran "Pan de Higo" y que cuando empezaran se podría salir del local y obtener un fantástico sello donde ponía "FACKCLUB". Habrá que ir más a ese sitio...
El bareto de al lado resultó que no tenía camareras pero si priva barata, y además se encontraba ya totalmente desbordado por la horda de suavefans (que se habrían enterado/imaginado que si que habían teloneros). Se podía sacar la bebida a la calle y hacerse unos porrazos sin recibirlos. Con la calma. Eso si, estaba claro que alguien había subestimado a Los Suaves y su poder de convocatoria.
Acabamos los psicotrópicos líquidos y gaseosos y nos lanzamos raudos al interior del garito, yoya bastante tocado, como mandan los cánones del rock. Al entrar estaban recogiendo el material de "Pan de Higo" de los que no habíamos oído ni medio tema, así que empezamos a tomar ciertas posiciones y fuimos a por más gasolina, por lo que también visitamos de nuevo a la, unánimente proclamada, suavemusa de la noche.
Empezaron a eso de las 23:30, aunque todo era ya algo confuso, como el estado del gran Yosi, nuevamente con look jesucrístico. Nos lanzamos a la carga, como era de esperar, con los primeros acordes y, una vez conquistada la segunda fila, detrás de los espontáneos clásicos que se agarran a la valla como si les fuera la vida, que les va, de allí ya nos movieron ni con bulldozer.

Tras las casi dos horas de rigor de áspero concierto de Los Suaves, dándolo todo en la zona vórtex habitual de cada concierto de rock, y siendo atacado por Yosi, el cual se lanzó en plancha a mi zona del público (ya que nunca he cogido una harmónica como los cerdos de mis amigos, ni una camiseta, ni unas maracas,... cabrones, por lo menos casi me llevo a Yosi a casa) podemos decir que fue un concierto bastante clásico de Los Suaves pero con un Yosi en cierta baja forma. Esperemos que en el próximo concierto de Molins de Rei esté(mos) algo menos ciego(s).
Pese a lo que pueda parecer esta gilicrónica, la premisa báscia de un concierto de Los Suaves es que es una fiesta. Obviamente lo fue.
SIEMPRE SUAVES
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