martes, 5 de agosto de 2008

Batalla en Theramore by Delosretos

Finalmente Astaf llegó a la posada de Theramore por la mañana. No le costó casi nada concentrarse un instante en la mente del maestro de establos. Con eso y unas pocas monedas se aseguraría un buen trato para su montura. Lo merecía pues Whykal llevaba cabalgando sin descanso toda la noche.
Una vez dentro saludó a su viejo amigo el posadero Biggs y pidió una jarra de su mejor cerveza. Astaf sabía que la mejor cerveza era de ínfima calidad pero tenía sus recursos. Tras departir brevemente, Biggs se fue a atender sus asuntos, Astaf pasó la mano discretamente por encima de su jarra mientras murmuraba unas extrañas palabras. Aquel brebaje se convirtió en algo bebible y relajante. Nuevamente dio las gracias a los Dioses por su magia, su amada magia.

Había oído que una poderosa maga se había establecido en el castillo de Theramore, y que había abierto un portal permanente de teletransporte. Nunca más tendría que cabalgar por las pantanosas y peligrosas ciénagas de Theramore como había hecho esa noche. Además necesitaba ciertos componentes para unas pociones que estaba investigando y nunca venía mal una visita a su viejo amigo el Maestro Alquimista Twearg. Sería una visita provechosa.

Y fue en ese momento, cuando comenzaba a sentirse a gusto cuando lo oyó. ¿Había sido un grito de socorro? “bah, aquí hay guardia de sobra si se produce algún incidente” pensó.
Un instante después, toda la fortaleza de Theramore se tambaleaba ante un combate de proporciones épicas en el que los sufridos guardias no tenían nada que decir.
Dos héroes de la Horda, la malvada y despiadada facción que luchaba contra la Alianza en el mundo de Azeroth, habían llegado a Theramore y no con buenas intenciones. Se trataba de un poderoso Brujo con su abominable esbirro y un maldito Pícaro.
Astaf vio de lejos a sus dos enemigos y sopesó sus fuerzas. Si el pícaro le tomaba la espalda era hombre muerto, pero no debía olvidar los ataques de sombras del maldito brujo pues no tenía protección alguna para esa clase de magia. Debería ser rápido y osado si quería tener alguna opción. Se preparó a conciencia para el combate y, con todas las protecciones que fue capaz de recordar, se lanzó a su encuentro.

Tuvo suerte y los sorprendió. Lanzo la transmutación al pícaro, el cual se vio irremisiblemente convertido en una inofensiva oveja, pero el brujo y su esbirro ya sabían de su presencia. Un segundo después, el grotesco Abisario se lanzaba hambriento a por el. Lo congeló en el suelo y afrontó el peligro, aún mayor del brujo condenado, el cual entonaba una terrible maldición. El potente contrahechizo de Astaf dejó al sorprendido brujo en silencio durante unos segundos, los cuales sirvieron para que Astaf invocara con total presteza a los elementos fuego y hielo para acabar con tan terrible criatura. Antes de lograrlo, el Abisario se liberó de su presa de hielo y fue a por el. Tendría que aguantarlo hasta que pudiera dar cuenta del brujo, y así desaparecerían ambos. Finalmente logró acabar con el poderoso brujo con un rápido fogonazo de fuego, que impidió a este absorber vida propiedad de Astaf, el cual comenzaba a sentirse verdaderamente cansado. Tan cansado que ni advirtió ni recordó al peligroso pícaro que había transmutado a oveja…no hasta que fue demasiado tarde…

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